Hace unas semanas os contábamos que nos marchábamos a África. Liberia y Sierra Leona, dos destinos que, sin duda, han cambiado nuestras vidas y nos han reafirmado en algo de lo que ya estábamos convencidos antes de subir al avión: la comunicación es un arma de construcción masiva, una potente herramienta que, como si del don de un superhéroe se tratara, si se utiliza para hacer el bien, puede mejorar las condiciones de vida de muchas personas. Y no lo decimos sólo porque creamos en ello, lo decimos porque lo hemos visto y comprobado por nosotros mismos.
Y es que en nuestros días en Monrovia (Liberia) hemos vivido momentos que todo aquel que trabaja en el mundo de la comunicación y la publicidad debería experimentar al menos una vez en su vida.
Pero empecemos por el principio… Siempre recordaremos el día que la Fundación Mujeres por África nos habló de Liberia y de su proyecto #StopFistula. Y lo reconocemos públicamente, lo primero que hicimos tras aquella primera reunión fue buscar más información sobre el país y la fístula obstétrica.
Y lo que encontramos fue una realidad desoladora. Liberia es un país africano ubicado en la costa occidental de este continente. Si nos centramos en sus cifras económicas, hay que decir que se trata de una de las naciones más pobres y desiguales del mundo. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) así lo refleja en su último Informe sobre el Desarrollo Humano que sitúa a Liberia en el puesto 174 de los 186 que hay en esta lista.
A pesar de ello, se trata de una nación rica en recursos minerales, como el hierro o el oro, y naturales, como el caucho. Eso sin mencionar que tiene el nada honroso mérito de ser uno de los lugares del mundo por el que más diamantes circulan de forma ilegal, procedentes, en un alto porcentaje, de su vecina Sierra Leona.
Una vez que nos habíamos centrado en la realidad del país, el siguiente paso fue aprender más sobre la fístula obstétrica. ¿Qué es? ¿Cómo se produce? ¿Quiénes la padecen? Si la realidad de Liberia nos sobrecogió, no podemos explicar qué sentimos al saber más sobre la fístula y sus consecuencias.
Hablamos de una herida que padecen sólo las mujeres y que está asociada, generalmente, al momento del parto. En Liberia, como en otros países de África, es frecuente que las mujeres se queden embarazadas a una edad muy temprana, casi antes de que estén preparadas físicamente para el momento del parto. Hablamos de niñas y adolescentes de muy corta edad, a partir de los 10 ó 12 años. La estrechez de su pelvis, junto con la falta de la asistencia médica y sanitaria adecuada, hace que muchos de los alumbramientos se obstruyan y el parto quede retenido incluso durante días. Esto provoca la necrosis de los tejidos que unen la vagina con la vejiga y el recto y, por consiguiente, la aparición de una abertura o fístula.
Pero las consecuencias son más terribles aún que la propia herida. Muerte del bebé en 9 de cada 10 partos, infecciones e incontinencia, sin mencionar que sus parejas, sus familias y sus comunidades las repudian y las obligan a vivir al margen de la sociedad. Pero aún hay más, porque lamentablemente hay niñas que también padecen la fístula como consecuencia de violaciones y abuso sexual.
El trabajo de SemSek para Mujeres por África (MxA), una campaña de comunicación con tres públicos objetivos. Sin duda, un gran reto, personal y profesional. #StopFistula es un programa integral de Salud Pública para tratar y prevenir la fístula obstétrica. Incluye cirugías reparadoras y asistencia a partos de riesgo en el Hospital Saint Joseph de Monrovia, junto con la rehabilitación física y psicológica necesaria para reintegrar a las pacientes en la sociedad una vez recuperadas.
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Por tanto, tenemos que decirles a las mujeres que sufren fístula que no están solas y que tienen una oportunidad para vivir una nueva vida. A las adolescentes embarazadas, concienciarlas de la importancia de las revisiones prenatales y la asistencia durante el alumbramiento por parte de personal médico cualificado. Y, por último, a los medios de comunicación y a la sociedad en general, que apoyen a sus mujeres y no les den la espalda si padecen esta herida.
El trabajo en terreno de estos días fue tan agotador como satisfactorio. Y es que hasta que no estuvimos en Liberia no encontramos sentido a la famosa canción mundialera de Shakira. Tuvimos que adaptarnos a las circunstancias y si en Monrovia hay que ir a los medios, de uno en uno, pues se va.
Y así lo hicimos, fuimos literalmente, una a una, a cuanta radio, televisión y periódico nos dio tiempo en cinco días. Con la nota de prensa en la mano, contándoles el proyecto de la Fundación Mujeres por África, sensibilizando sobre la fístula y concienciando sobre su prevención y tratamiento.
Y dio resultado. Llamadas de teléfono desde diferentes puntos del país a la unidad de MxA en el hospital y a las radios y televisiones en las que se emitía la información para pedir más datos. Y lo que es mucho mejor, mujeres que llegaban al hospital preguntando por la organización española que curaba la fístula.
Como en todo proyecto, siempre hay una historia que te toca especialmente el corazón más cuando se trabaja de la mano con la salud y los sentimientos de las personas. Nuestro último día en Monrovia llegó al hospital Victoria, una joven de 34 años que sufría fístula desde hacía 3. Una infección, un parto difícil, la pérdida del bebé y la lacra de vivir con la herida innombrable desde entonces. Cuando aún estábamos intentando procesar su historia nos dijo cómo había sabido de nosotros y del proyecto #StopFistula. Su tío, que vive en Estados Unidos, sigue la información de Liberia a través de internet, puesto que muchos periódicos y radios tienen edición online. Él supo de MxA y llamó a Victoria, en Liberia, para que fuera lo más rápido posible al hospital en busca de aquellos médicos que podían curarla. Si eso no es un ejemplo de que la comunicación puede mejorar la vida de una persona, entonces nada lo es.
Lo mejor, #StopFistula sólo acaba de empezar. Este proyecto nos depara aún muchos más retos en materia de comunicación para el desarrollo y nos sobran las ganas para seguir adelante.
Sinceramente, en SemSek nos sentimos afortunados de poder conservar en nuestros corazones la sonrisa de Victoria, de formar parte de #StopFistula y de tener la oportunidad de contribuir con nuestro trabajo en algo, poco o mucho, para mejorar la calidad de vida de las mujeres liberianas, la de las que padecen fístula y la de aquellas que pueden prevenirla con el tratamiento médico apropiado.
Por cierto, el trabajo de Sierra Leona os lo contamos otro día…